Una nueva oleada terrorista ha enfrentado esta semana el departamento del Cauca como consecuencia de los ataques indiscriminados por parte de las disidencias de las Farc en varios municipios. Los hechos son de una gravedad enorme y demuestran una vez más el poder de los grupos ilegalmente armados para hacer daño y generar zozobra en esta región del país, a pocas semanas de la tradicional Semana Santa, a la que por cuenta de ella acuden miles de fieles católicos.
Municipios como Toribío, Caldono, Cajibío, Suárez, Piendamó, Patía y Santander de Quilichao, entre otros, fueron el epicentro de esta absurda escalada de violencia, que además de los heridos, impacta negativamente a la sociedad en general. En Piendamó, por ejemplo, la activación de una motocicleta con explosivos en el casco urbano dejó más de 70 lesionados, varios de los cuales debieron ser trasladados a centros asistenciales de Popayán para su atención. En Piedrasentada, jurisdicción de Patía, fue activada otra motocicleta-bomba, con saldo de un militar asesinado y dos más heridos.
Así mismo se reportaron ‘bombazos’ con drones y hostigamientos a unidades policiales y militares en varias poblaciones caucanas.
Lamentablemente, no es la primera escalada terrorista que desatan los grupos ilegales en el Cauca, departamento que, tristemente, se ha convertido en un ‘santuario’ del crimen y del delito y en donde los esfuerzos de las autoridades parecen ser insuficientes. La crisis se ha acentuado con el cese al fuego de la política de ‘Paz total’, aprovechada por varios de estos grupos para fortalecerse y seguir haciendo de las suyas.
“Estos hechos nos recuerdan que la violencia, cuando se vuelve cotidiana, debilita la esperanza y pone en riesgo a toda la sociedad”, dijo el gobernador del Cauca, Octavio Guzmán. Sus palabras, ciertamente, reflejan la desazón, frustración e impotencia que producen estos episodios violentos protagonizados por diferentes vertientes de las disidencias de las Farc y otras bandas criminales cuyo motor es el narcotráfico, la minería ilegal, el secuestro y la extorsión.
Es más que evidente que el Cauca requiere la reacción integral del Gobierno Nacional.